Testimonio sobre tu experiencia PILA virtual
Tuve la suerte de participar en el primer programa PILA virtual, siendo una de las primeras de la facultad de Filosofía y Letras, y la primera de la de carrera de Letras. Al ser un nuevo programa, el mismo tuvo sus baches, sin embargo, fue una experiencia de la que estoy agradecida de participar.
Me aceptaron en la Universidad de Colima, México, en la cual cursé "Hermenéutica y recepción del texto literario", y "Literatura prehispánica y colonial", de la Licenciatura en Literatura, y "Fonética", de la Licenciatura en Lingüística.
Hubo una bienvenida virtual, en la que las autoridades de la universidad nos dieron un recorrido por el campus, las diferentes sedes, y nos mostraron cómo suele ser la fiesta de bienvenida para los alumnos de intercambio. Seguido a eso, nos hicieron dos actividades para compartir. En la primera, realizamos los clásicos banderines que se usan para el día de muertos, ya que estábamos próximos a la fecha; la siguiente, fue un juego virtual en el que teníamos que responder preguntas generales. Los tres primeros lugares se llevaron premios (libros). Fue una linda experiencia que nos permitió por primera, y única vez, convivir de alguna forma, con el resto de los alumnos de intercambio de todo el mundo. Esta forma de juego también fue usada por una de las profesoras, para el primer parcial; lo hizo con la intención de distendernos, divertirnos un poco y relajarnos antes de las fiestas. Fue divertido compartir esto con todos los compañeros, y una forma interesante de repasar las cosas que se había visto en la primera parte del semestre.
Con respecto a las clases, al ser virtuales, tanto las profesoras, como los alumnos, estábamos aprendiendo a manejarnos con las nuevas plataformas, esto llevó a que en algunas ocasiones tuviéramos problemas para las presentaciones de las clases, o de conexión, sin embargo, las tres profesoras que me correspondieron estuvieron siempre atentas a los problemas de los alumnos, fueron muy cálidas, pacientes y constantemente motivaban a que no nos atrasemos, y que pongamos todo de nuestra parte para sortear los problemas de la mejor manera. Al ser materias cuatrimestrales, fue más riguroso el tiempo, comparado con la forma a la que una se acostumbra con las materias anuales. Si bien eran temas que yo ya había visto en la UNT, poder profundizar en los mismos y verlos desde otra perspectiva.
Si bien con todas las materias uno podía adentrarse un poco en la cultura mexicana, hubo dos que puedo destacar. Fonética por un lado, en la que éramos tres alumnas argentinas, y el resto mexicanos, y trabajamos mucho con la diferencia que podemos encontrar en el español, no sólo entre los países, sino también entre las provincias/estados. La otra, Literatura prehispánica, nos permitió conocer la cultura pre-colonial de lo que fueron los aztecas y los mayas. Nos introducimos al náhuatl, aprendimos cómo a día de hoy, muchas de sus palabras originales se siguen usando en casi todo el mundo; cómo influyó en la literatura. Además, aprender otra parte de la historia de la colonización, otra mirada e historias que no suelen contarnos en las escuelas. A esto, debo agregar, me dio la posibilidad de comparar el uso del náhuatl con el quichua en Santiago del Estero, algo interesante de ver, puesto que muchas de las expresiones que manejamos los santiagueños, muchos nombres de las localidades, permanecen de ese quichua. Fue bueno tener la posibilidad de compartir esto con alumnos de otros países y provincias.
La relación con otros becarios fue difícil, no porque nos hayamos llevado mal, sino por la falta de comunicación que teníamos con la mayoría. Hicimos más contacto entre los becarios de argentina que cursábamos las mismas materias, que con los chicos de México, aunque tuvimos la suerte de relacionarnos con un grupo de compañeros. Creo que esta fue una de las falencias de la experiencia, puesto que la virtualidad complicaba un poco las cosas, y, al ser un nuevo programa, supongo que las cosas se estaban poniendo a prueba, y espero de corazón que los chicos que se sumen a la segunda convocatoria, tengan más suerte en ese sentido.
Más allá de los problemas que destaco aquí, recomiendo la experiencia, sobre todo para chicos que usualmente no puedan costear un viaje al exterior como fue mi caso. Tome esto como una oportunidad, podía hacerlo desde mi casa, sin los gastos que conlleva salir del país; si bien se pierde un poco la relación humana, y el conocer otros lugares, no deja de ser una buena experiencia social y educativa. Yo me vuelvo con amigos de Córdoba, Argentina, y una gran invitación para volver a Colima como estudiante de Doctorado o visitante. En todo momento fueron muy cálidos, se interesaban por nosotros, y nos hacían sentir ahí, aunque estuviéramos a kilómetros de distancia. Un consejo, para este tipo de intercambio, sería que no lo desperdicien, que aunque no tengan un promedio de excelencia, lo intenten, porque siempre hay sorpresas y uno nunca sabe cuándo nos puede tocar recibirlas.
De esto me llevo un aprendizaje enorme en cuanto a lo académico, y un aprendizaje de paciencia en cuanto a la nueva normalidad que está viviendo todo el mundo; no sólo nosotros tenemos problemas, sino todos, y todos podemos hacer el esfuerzo para llevarlo de la mejor manera. Siento mucho cariño por lo que me tocó vivir, y estoy muy agradecida con las dos universidades (Universidad Nacional de Tucuman, y Universidad de Colima) por haberme permitido ser parte de este nuevo proyecto.