Diagnóstico participativo de comunidades de Tucumán en tiempos de pandemia

Durante el año 2020, un grupo de docentes e investigadoras de la Facultad que también se desempeñan en distintas áreas de lo social: asistencia y promoción social, economía social, lo socio-jurídico, lo psico-social, trabajaron en el proyecto de Extensión “Diagnóstico participativo de comunidades de Tucumán en tiempos de pandemia: aportes para la política pública desde la inclusión democrática”. Queremos aquí compartir fragmentos del informe elaborado en ese marco (se adjunta informe completo).

Su principal objetivo es generar procesos virtuosos, políticos y técnicos, orientados al fortalecimiento democrático de nuestro país, incorporando nuevos actores sociales en la discusión sobre los proyectos alternativos de sociedad que se encuentran en disputa.

El equipo sostiene que la pandemia COVID 19 “no sólo ha evidenciado las desigualdades sociales que resultan más oprobiosas, sino que ha demostrado la ausencia de protagonismo en la escena pública de los más afectados por la misma”, en ese sentido considera imprescindible revertir esto en pos de la construcción de una sociedad más democrática y por lo tanto, con una mayor igualdad entre sus integrantes. Para alcanzar los objetivos se propusieron incrementar el conocimiento del escenario social de las zonas más postergadas y establecer intercambios con sus habitantes.

El trabajo realizado involucró a 18 organizaciones sociales, siete pertenecientes a barrios del Gran San Miguel de Tucumán y el resto a localidades del interior de la Provincia. Excepto una, están constituidas por integrantes de la propia comunidad organizadas en forma espontánea, o como resultado de un trabajo sostenido por el Gobierno de la Provincia a través del Ministerio de Desarrollo Social. En su totalidad, están localizadas en zonas afectadas por pobreza convergente en un rango que va desde el 30 a más del 60 % de sus hogares. El diagnóstico se realizó a partir de una encuesta a integrantes de las organizaciones antes mencionadas que indagó acerca de tres aspectos en el contexto de la pandemia: la situación familiar y comunitaria, las acciones y medidas gubernamentales y la situación de las organizaciones. También se realizaron, en forma virtual, entrevistas abiertas con las organizaciones.

Algunas de las conclusiones extraídas del trabajo de campo muestran que el impacto de la pandemia se manifiesta de modos previsibles y también menos esperados. Las familias se ven afectadas por la disminución de las posibilidades de trabajar y la consecuente disminución de sus ingresos. Mostró que el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) permitió aliviar la angustia e incluso, en algunos casos, fue tomado como una inversión para iniciar un emprendimiento con la intención de permitir una mayor sustentabilidad en los ingresos. Y, al mismo tiempo, que es imperioso atender a la población que no fue incorporada al IFE pero que tampoco alcanza los ingresos mínimos, habilitando a gobiernos locales y organizaciones sociales para asistir y corregir las fallas en la focalización de los planes de emergencia. En especial sobre la población rural dispersa. En este sentido, se vio que los sectores más afectados por la pobreza convergente, se han visto en la necesidad de paliarlas principalmente a través de las organizaciones comunitarias. Éstas, que en la mayoría de los casos no llegan a cubrir la totalidad de la demanda, consideran que la asistencia alimentaria, aún incrementada por la pandemia, resulta insuficiente.

Por otro lado, la voz de las comunidades en este estudio refleja también un cambio en el escenario del barrio, modificado por la presencia de todos los miembros de las familias, principalmente los hombres. Y aunque las impresiones refieren a una mayor colaboración e implicación en las problemáticas familiares del conjunto de sus miembros, generalmente en armonía, también mencionan un aumento de la violencia intra-familiar.

Entre las preocupaciones más mencionadas por la población entrevistada aparecen los problemas anímicos y emocionales así como el aumento de las adicciones, en especial el alcoholismo. También la dificultad para afrontar y/o el abandono de las tareas escolares y la falta de actividades para adolescentes y jóvenes fueron temas recurrentes.

En este sentido, si bien las organizaciones comunitarias han podido dar respuesta parcialmente a la problemática del hambre, otras como las que se mencionaron, escapan totalmente a sus posibilidades de intervención y resultan tanto o más graves ya no en lo inmediato pero si en el mediano y largo plazo.

El equipo GESID está compuesto por Romina Álvaro, María Elisa Amador, Hortensia Escobar, Cintia Leal, Daniela López, María Gabriela González, Lucía Granda, Mónica Nieva y Graciela Yacuzzi.

Para más información, contactarse a gesidgesid@gmail.com

Informe Gesid DIC 2020

 

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