El miércoles 6 de octubre se realizó el conversatorio virtual a través de google meet: Pensar en Voz alta. Inquietudes sobre Educación y Pandemia. El evento fue organizado por el proyecto de Investigación PIUNT H 645-2: “Dimensiones de la ciudadanía en el contexto del pensamiento democrático y republicano” y la cátedra Filosofía Social y Política de nuestra Facultad.
El espacio del conversatorio tuvo por objetivo comunicar, a partir de las prácticas docentes de quienes dialogaban, aquellas inquietudes y reflexiones que les generó esta pandemia. El eje de la reflexión al cual fueron sumando sus voces fue la tensión entre lo público, lo privado y lo común en el territorio de la educación. Los participantes de la mesa fueron: Prof. Javier Freixas (UBA), Prof. Carolina Garolera (UNT), Psi. Viviana Reyes (UNT), Prof. Gustavo Ruggiero (UNGS), Prof. Julieta Teitelbaum (UNT), Prof. Ezequiel Salum (UNT)
Javier Freixas manifestó sus inquietudes en torno a la transformación de la geografía escolar y la posibilidad/imposibilidad de enseñar en ausencia de los cuerpos. Apuntó a su vez a la necesidad de reaprender nuestro trato con el cuerpo a partir de las condiciones en que nos puso la virtualidad. Su reflexión subrayó la necesidad de retornar a las aulas con una perspectiva transformada que rehuya los viejos dualismos que separan al cuerpo del pensar.
Carolina Garolera señaló las posibilidades que abrió la virtualidad para pensar las corporalidades de otro modo que no las circunscriba solo a sus dimensiones materiales. Su propuesta valoró la potencialidad del cuerpo de ser imagen y de conquistar así alguna de sus utopías. Partiendo de cuerpos que han hecho nuevas experiencias de enseñanza y aprendizaje en el contexto de la pandemia, se preguntó: ¿qué subjetividades derivarán de esta coyuntura? ¿qué cuerpos son los que volverán a las aulas?¿Cómo tramar una educación entre cuerpos que han mundeado de otras formas?
Viviana Reyes pensó en voz alta la experiencia del tiempo en el marco de la gestión de las instituciones educativas. Se detuvo en un análisis de la lógica que privilegia el tiempo cronológico por encima de aquellas vivencias del tiempo que advierten el impacto de suspensión y duelo. Su hipótesis principal fue que en las organizaciones educativas nos es mas ‘conocido o soportable’ el acto de detenernos, parar, hacer un corte y retomar; que el acto de acompañar aquello que va a otro ritmo, aquellos procesos que andan desacompasados o más lentos.
Gustavo Ruggiero compartió en voz alta dos preguntas para orientar su reflexión: ¿Qué sabemos de lo que sabemos? ¿Para qué seguir cómo seguíamos? Y advirtió sobre la necesidad de distinguir saberes exteriores y saberes interiores. Los primeros pueden ser codificados en el curriculum, los segundos no, pues son los que construye la singularidad. La escuela que conocíamos antes de la pandemia trabaja mucho los saberes exteriores y se vio, con el advenimiento de la pandemia, interpelada por los saberes interiores. Estos plantearon sus propias preguntas a quienes tenemos el oficio de educar: ¿sabemos sostener los vínculos? ¿Sabemos escuchar? ¿Sabemos leer acontecimientos? ¿A qué distancia nos encontramos de esos saberes que con la pandemia tomaron otra jerarquía? ¿En qué sentido esta crisis es/sería/será una oportunidad?
Julieta Teitelbaum propuso algunas preguntas claves: ¿Qué significa educar en tiempos de pandemia? ¿Es posible educar a través de la virtualidad? O en todo caso ¿Cómo se traduce la pretensión de enseñar bajo la premisa de garantizar el derecho a la educación? Y señaló con firmeza tomando los aportes de Skliar que, si bien la presencia puede ser un punto de partida para educar no siempre es suficiente, pues aún en la presencialidad plena, el primer gesto, el gesto ético político de la educación es sostener y cuidar que nadie quede afuera, a mitad de camino.
Ezequiel Salum invitó a pensar en aquellos signos y señales que nos dio durante este tiempo el campo de lo educativo. Su pregunta en voz alta fue: ¿Cómo impacta en la tarea docente el uso de las nuevas tecnologías?¿ este uso orientó o desorientó nuestras prácticas?. Ante estas inquietudes propuso la metáfora de un GPS para orientarnos y del uso de sus siglas (G-P-S) derivó las posibles acciones de un educador y las tensiones que atraviesan sus prácticas.
Durante dos horas de conversación la palabra circuló entre quienes exponían y el público presente. Docentes y estudiantes tomaron la palabra para dar continuidad a un diálogo que alojó experiencias, preguntas, corporalidades, pero sobre todo inquietudes que fueron capaces de pronunciarse en voz alta.