El 16 de septiembre se llevó a cabo la Mesa Panel “Pedagogía de la liberación en América Latina hoy” convocando a tres mujeres que compartieron sus recorridos, sus aprendizajes, sus certezas y sus preguntas. Expusieron Lidia Rodríguez, de la UBA, Norma Michi, de la UNLu y MOCASE; y Natalia Peluso, del Ministerio de Educación de la Nación. La presentación estuvo a cargo de Ana Müler, de la UNSA y de la Mesa de Comunicación Popular de Salta y Jujuy.
Müler abrió el encuentro con la propuesta de recorrer, en las voces de las invitadas, a Freire desde la extensión, desde la mirada política, y la articulación entre los espacios de aprendizaje y de transformación y acción territorial.
Planteó los ejes a desarrollar: los sentidos de la liberación, de qué hablamos cuando hablamos de liberación, pensarnos desde lugares situados, América Latina y el continente, como parte de los aportes centrales de Freire en muchísimas disciplinas, sobretodo en las miradas políticas, lo que implica la educación popular en los distintos espacios de transformación.
Lidia Rodríguez, Dra. en Filosofía y Mg. en Ciencias Sociales, presentó un trabajo que vienen realizando hace varios años desde la Secretaría de Extensión Universitaria de la UBA en conjunto con otras instituciones, haciendo referencia primeramente a la Secretaría de Extensión Universitaria que Freire crea en la Universidad de Pernambuco, y a que es en ese espacio en donde se genera el método de alfabetización que luego se implementaría en la campaña de alfabatización de Brasil. La referencia la hace para demostrar la potencia que tiene la Universidad cuando se conecta con las problemáticas de los sectores más postergados, más vulnerables, y la posibilidad de construir en ese vínculo y de hacer un ejercicio de diálogo de saberes.
Rodríguez compartió el trabajo titulado Mujeres educadoras en contexto de vulnerabilidad en el conurbano bonaerense. que conjuga los trabajos de docencia, extensión e investigación, la integralidad de las prácticas. Contó que cuando comenzaron surgió la necesidad en la localidad de Ituzaingó de convertir los merenderos en centros educativos, entonces trabajaron con las compañeras de los merenderos para ayudarlas a construir una identidad como educadoras populares, no para enseñarles a hacer educación popular en el “sentido bancario” diría Freire, sino para construir con ellas un reconocimiento al trabajo que de hecho venían haciendo como educadoras. Lidia habló desde la perspectiva crítica freireana y remarcó algunos puntos del vínculo dialógico: el saber no está depositado en uno sólo de los polos del vínculo pedagógico sino que se contruye en el diálogo; requiere construcción de ámbitos en los cuales ser desarrollado; encuentros vs. transmisión o transferencia; no hay verdadero diálogo sin pensamiento crítico; problematizador; y permite reflexionar sobre las experiencias (históricas) individuales y colectivas. Luego contó cómo, a partir de estas ideas, organizaron talleres para recuperar los saberes en juego: los problemas; los criterios de resolución; las soluciones, los problemas prácticos; los debates y dudas; y las interpretaciones y reflexiones.
Por su parte, Norma Michi, Dra. en Educación, esbozó un panorama de la relación entre la educación popular y la pedagogía de la liberación, y hablar de Freire, cuestiones que remiten a un período muy particular de nuestra historia, la década del ´60. Hizo referencia a los procesos revolucionarios, al de Cuba en particular y a todas las expresiones de lucha popular que hubo en esa década. Escenario en el que Freire fue forjando sus ideas, “si bien comienza en la década del ´50 con su experiencia de extensión universitaria, es en el ´60 que él avanza en su pensamiento, lo desarrolla y se consolida con la pedagogía del oprimido en el ´69”. Década en la cual el planteo fundamental era la liberación opuesta a la dependencia.
La educadora hizo un breve repaso sobre el texto Pedagogía del Oprimido que propone colocar la mirada sobre la relación pedagógica, y ver la politicidad de la relación pedagógica y la pedagogía de la relación política. Esto significó una interpelación en muchos sujetos, no sólo en educadores. Freire llama a reflexionar sobre la vinculación entre los procesos revolucionarios y los procesos de participación de los sujetos y sus lugares en esos procesos. Dice que es entonces, en esta relación entre lo político y lo pedagógico que juegan ideas fundantes de lo que surgiría luego como corriente latinoamericana de educación popular: el diálogo en la relación pedagógica, la praxis en la relación con el conocimiento, entre otras. Michi continuó hablando específicamente de la educación popular, una educación popular que permitía a muchas personas que venían pensando en alguna forma de transformar el mundo, empezar a mirar su práctica como educativa. Remarcó que los colectivos de educación popular estuvieron siempre muy cercanos a los procesos revolucionarios. Finalmente, Michi abordó una década del ´90 neoliberadora y rescató la Pedagogía de la Esperanza de Freire, con procesos de movilización y resistencia.
Por último, Natalia Peluso. Lic. en Ciencias de la Educación y docente, retomó la idea de cómo el Estado puede construir política pública desde una perspectiva de la educación popular. Y propone a la educación popular como una forma de transformación masiva de la educación donde los niños, adolescentes, jóvenes y adultos sean los sujetos protagonistas del mundo que se quiere y la transformación necesaria de la sociedad del mundo que se vive hoy.