Ante el fallecimiento de Roberto “Pipo” Pucci, el pasado martes 12 de julio, los miembros de nuestro instituto recordamos su amistad y el aprendizaje del oficio de historiar. Phillippe Ariès decía que la verdadera muerte era el olvido. Para conjurarla, los antiguos griegos inventaron los epitafios, inscripciones sepulcrales que son memorables y llaman a la reflexión. Nosotros más que un epitafio para Pipo, tenemos sus libros, sus textos, sus clases y sus charlas, inolvidables y reflexivas.
Querido maestro, siempre estará en nuestra memoria.